Hace unos meses publiqué una versión de esta publicación en mi cuenta de Instagram (puedes ir allá para leerla en inglés), y me sorprendió la cantidad de personas que me agradeció el haberme desahogado a través de estas líneas. Leyéndolo meses después y a unas semanas de terminar el año, me doy cuenta de que las cosas no necesariamente se vuelven más fáciles al pasar el tiempo.

El 2019 ha sido un año súper retador, y me siento bastante lejos de ser la maestra perfecta. He fallado en algunas de mis metas para antes de terminar el año (tanto en el aspecto del magisterio como en mi negocio), y la verdad es que llevo semanas en una especie de estancamiento. No he creado nada nuevo, así que no tengo mucho que publicar; estoy en evaluaciones finales, así que no tengo mucho que mostrar de mi clase (los exámenes no son muy divertidos). Lo que quiero es tomarme un buen descanso a ver si me llega ese «boost» de productividad e inspiración que necesito para hacer las cosas que me gustan.

Quizás, si lo hubiera pensado mejor, hubiese hecho ciertas cosas diferentes, para exponerme menos.

Cuando decidí abrir mis cuentas de negocio en las redes sociales (principalmente Facebook e Instagram, aunque tengo otras inactivas por ahí), jamás pensé que tanta gente estuviese interesada en lo que tenía que compartir. Quizás, si lo hubiera pensado mejor, hubiese hecho ciertas cosas diferentes, para exponerme menos. Pero lo cierto es que no me puedo quejar… Aprecio mucho a mis seguidores, e interactuar con ustedes y con otros profesionales en mi área me ha traído muchas bendiciones.

Sin embargo, tengo que compartir lo que no me encanta de ser una maestra en las redes sociales. Tómalo como un desahogo, o tal vez como una advertencia si es que te has enamorado de la comunidad de maestros en IG/FB y quieres probar el agua. A continuación publico en español el mensaje que compartí en mi Instagram el pasado agosto:

Las desventajas de ser una maestra creativa en las redes sociales son muchas…

 

  • Hay personas que piensan que solo queremos hacer dinero, especialmente si eres vendedora de recursos educativos. La verdad es que no me importa mucho esa opinión, pues sé que no es así. Hago un servicio que muchos maestros aprecian, y que impacta positivamente a muchos estudiantes. Tú eres de los míos.
  • Corres el riesgo de que tus alumnos, y sus padres, te encuentren. ¿Qué se le va a hacer? A veces los maestros pensamos que lo único en lo que somos buenos es enseñar (lo que en sí mismo NO es poca cosa, superhéroes que me leen). Descubrí, tras un largo tiempo de sentirme así, que a través de estas plataformas, puedo compartir lo que hago, influir positivamente en los maestros que buscan ideas, ayuda, o que simplemente necesitan encontrar a alguien con quien identificarse, en una profesión que a menudo está plagada de ingratitud. Y también descubrí… ¿por qué no?… que puedo ganar dinero extra, y siendo una maestra puertorriqueña mal pagada, no creo que deba avergonzarme por eso. Además, me siento INCREÍBLE sabiendo que soy una mujer emprendedora, y más aún porque lo que hago tiene el potencial de ayudar a muchos.

¿Por qué será que cuando alguien inicia un negocio, se considera una gran hazaña, pero cuando un maestro busca ganar dinero extra haciendo lo que es su especialidad (currículo), no puede porque se supone que debemos compartir todo de forma gratuita? Avísenme cuando Houghton Mifflin o Santillana les regalen sus libros al Departamento de Educación …

Lo que decido compartir por las redes es a menudo solo lo bonito.

  • La gente espera que seas una experta en todo y que seas una maestra perfecta. Uf … esta es la desventaja más difícil de superar. Porque incluso en mi octavo año de enseñanza, tengo muchas debilidades. ¡Hay tantos otros que son mejores que yo! Hace poco leía algunos párrafos de mis alumnos donde describían a su maestro favorito. Confieso que, al leerlos, comencé a sentirme muy, muy pequeña. ¡Pero estoy tan orgullosa de esos maestros que incluso desde el anonimato dejan una huella profunda en sus alumnos (y siento un poquito de envidia, también)!
  • En las redes sociales, te expones a muchas preguntas de maestros que se sienten muy inseguros: sobre el manejo de su clase, su «falta» de creatividad (no les creo), el bajo rendimiento de sus estudiantes, la dificultad en la planificación… Bueno, quiero decirte que NO soy la maestra perfecta, y es posible que ni siquiera pueda responder a tu pregunta satisfactoriamente. Lo que decido compartir por las redes es a menudo solo lo bonito. Y no lo hago para ocultar la realidad. ¡Es que creo que los pequeños triunfos deberían destacarse! Si decidiera resaltar lo malo, solo sería una facilitadora para la depresión. Porque si «La Misi de Español» es un desastre, ¿qué me va a salvar a mí?

 

Bueno, en honor a la verdad, te diré tres cosas en las que soy un pequeño desastre…

 

1. Planificación

Lo odio, es difícil para mí, y si trabajara en una de esas escuelas que piden los planes formales los lunes, estaría sin trabajo hace tiempo. (Shhh …)

2. Organización

Este año comencé las clases muy feliz porque mi salón estaba hermosamente decorado, organizado, y se podía ver mi escritorio. Bueno, déjame decirte que, apenas dos semanas adentrados en el curso escolar, pasé tremenda vergüenza con mis alumnos de sexto grado cuando, no por uno, sino por DOS días escolares consecutivos, en medio de la clase, no encontré las copias que sabía que había hecho EN NINGÚN LUGAR. Así que tuve que poner a los estudiantes a hacer algo no planeado mientras hacía nuevas copias con mi humilde impresora personal. Y sí, los encontré más tarde.

3. He cometido errores y he insistido en que tengo la razón

Como cuando les dije a mis alumnos que la forma imperativa correcta era «merenden» en lugar de «merienden». Han pasado 3 años y todavía me avergüenzo cuando recuerdo que nunca admití mi error ni me disculpé con ellos.

Oh Dios, ser maestra en las redes sociales es algo serio… conlleva mucha responsabilidad, pero también muchas satisfacciones. Gracias a todos por seguirme y ser mis animadores y amigos virtuales. Nunca olvides que detrás de estas líneas hay una mujer real, una maestra imperfecta, que solo quiere superarse todos los días y ayudarte en tu propio camino para hacer lo mismo.

Si eres un maestro en Instagram, esto es lo que debes saber.