Primero, comprendí que, aunque muchas veces se usan de forma intercambiable, persuadir y argumentar no son lo mismo. ¡Por fin descubrí esto! Porque mira que se me hacía difícil explicar, cuando en un ejercicio para identificar los tipos de discurso, mis estudiantes tenían que escoger entre persuasivo y argumentativo. ¡Qué lío! Y esta es la forma más clara en que lo pude explicar—y todavía hoy explico —la distinción entre ambos:
Con suficiente insistencia, puedo persuadir a alguien a hacer algo que no desea. Piensa, por ejemplo, en un niño que forma una rabieta en el centro comercial porque desea un helado. El padre, tal vez, motivado por el deseo de que el niño se calle y deje de atraer la atención de las miradas «juzgonas» de la gente, se lo compra y se muere un poquito por dentro mientras el niño, con las lágrimas secas, se disfruta el helado que no se merecía sin dar un simple «gracias».
El niño persuadió al padre; sí, lo convenció de hacer algo que el padre no quería hacer. Pero lo que está claro es que no argumentó. No brindó razones lógicas por las cuales su papá debía comprarle un helado. Si, en lugar de llorar, hubiera dicho «Papá, me porté muy bien en tu reunión de negocios, ¿me compras un helado?», o «El helado tiene calcio y eso es bueno para los dientes», entonces estaría argumentando. Claro, no estoy diciendo que un niño que todavía forma rabietas tiene necesariamente la madurez para argumentar, pero ciertamente hay una diferencia en ambas situaciones.
EXCELENTE RECOMENDACIóN, LOGRé MI OBJETIVO Y EN ADICIóN TRABAJé EL BUNDLE DE LA ARGUMENTACION CON UNA DE LAS CANCIONES DEL MUSICAL HAMILTON. FUE EXCELENTE Y A ELLOS LES ENCANTó. GRACIAS POR TUS RECOMENDACIONES.